Nosotros, los portugueses

Quienes somos   

Hoy es un día especial para mí: te envío la Carta Portuguesa número 50. Casi nada. Y es que medio centenar de newsletters dan para reyes guapísimos, terremotos asesinos, marinos intrépidos, monumentos de belleza apabullante y un montón de canciones con las que he intentado compartir contigo un poquito de mi Portugal.


(Viera da Silva siempre mola)
 
Para entender el Portugal de los Descubrimientos, de la Revolución de los Claveles, de Saramago y de Cristiano Ronaldo hay que conocer al pueblo portugués, tantas veces tachado de melancólico, como si los más de 10 millones de de portugueses tuviéramos genes de fadistas con el alma antigua y la saudade tatuada en el pecho. 


(Somos números)

Pero me temo que nuestro mapa genético no alcance tanta elevación poética. Al igual que nuestros vecinos españoles, los cromosomas y mitocondrias de los portugueses son fruto de las migraciones de cazadores neolíticos del centro de Europa y de recolectores del Cáucaso de la Edad de Bronce, pero también de las colonizaciones de griegos y fenicios o de los siglos de convivencia con los judíos venidos de Medio Oriente o con los árabes del norte de África. Los portugueses tenemos un genoma marítimo, comerciante y migrante. Tal vez por eso hayamos puesto siempre nuestros ojos en el Atlántico.
 

Los herederos de los esclavos  

El ADN de un país no deja de ser el espejo de su Historia, por mucho que nos incomode. En estudios recientes se ha descubierto que el perfil genético portugués, a diferencia del resto de la Península Ibérica, está compuesto por linajes del África Subsahariana, consecuencia de siglos de presencia de esclavos africanos en Portugal.
 

(Un día normal en Lisboa)

Mientras España, Holanda o Francia exportaban esclavos hacia sus colonias ultramarinas, la Corona Portuguesa llevó del siglo XV al XVIII a millones de africanos a Portugal para trabajar en palacios, prostíbulos, conventos, mercados, fábricas y latifundios hasta el punto que se cree que en el siglo XVIII el 10% de la población portuguesa era de origen africano. 
 


En un esfuerzo titánico para huir de la deshumanización de la esclavitud, estos esclavos consiguieron licencia real para crear en Lisboa el Mocambo, el único barrio enteramente africano en toda Europa. Estos herederos de los arrancados de las costas de África participaron activamente durante siglos en la vida de Portugal, creando sus propias cofradías religiosas, celebrando fiestas con sus reinas y sus congadas y buscando lugares de encuentro seguros donde poder ejercer su actividad económica, social y religiosa en paz. Siglos después de la barbarie de la esclavitud, mola recordar que al menos el 10% de nuestro genoma ha venido en un barco de esclavos. Puede que así se nos quite la tontería.

Guiris, welcome to Portugal 

En Portugal viven cerca de 700.000 estranjeros. Nada especial para un país cuya estructura poblacional se ha construido gracias a siglos de invasiones, migraciones y repoblaciones forzosas. Desde su creación como reino en el siglo XII, Portugal fue poblada por mercenarios boloñesesmonjes cistercienses, caballeros templarios y toda clase de aventureros que deseaban forrarse con la propaganda medieval de la Reconquista. 
 

(Templarios, stay home)

Pero cuando Portugal inició su expansión marítima en el siglo XV, se encontró con islas en medio del Atlántico, despobladas y solitarias pero perfectas como puertos comerciales. Una de ellas fueron las Islas Azores, un páramo ideal pero sin nadie que las habitara. Fue Isabel de Avis, hija de João I y hermana de todos los príncipes molones de la mejor dinastía real portuguesa quien resolvió el problema.
 

(Guapa natural)

Casada con un príncipe francés tan rico que creó para ella una Orden llamada Toisón de Oro, Isabel ofreció al reino portugués centenas de familias de colonos flamencos que habitaran aquellas islas lejanas y desconocidas. Por lo visto un portugués puede ser muchas cosas, incluso flamenco. Ole por nosotros.  

Un librito de recetas de despedida


Si tienes previsto viajar a Lisboa en los próximos tiempos y te apetece probar la mejor gastronomía de herencia africana, aquí te dejo una lista de los mejores restaurantes africanos de la ciudad. A mi me encanta el Cantinho do Aziz en Mouraria, un clásico.

Para ponerte las pilas en este domingo de sol, recuerda que tienes una playlist de música del África lusófona y de otra de Cabo Verde que también mola mucho.

Y te recuerdo que ya puedes comprar el libro de Cartas Portuguesas. Si lo haces en la web de Mr. Griffin te llevas un librito con recetas escritas por mi. ¿No me digas que no es un regalo genial?  

Y no se me ocurre otra banda sonora hoy que la colaboración de Mayra Andrade y el genial Branko. 
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Obrigada por leres esta carta. Te escribo dentro de un mes.

Rita Barata Silvério
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