Comer Portugal 

Los sabores de la Patria Sentimental 


Escribió Fernando Pessoa en su “Livro do Desassossego” que su patria era el idioma portugués. Yo prefiero creer que mi país es la cocina de mi madre, una alentejana estupenda heredera de un linaje de mujeres con un don extraordinario para cocinar. Su repertorio desbordante de caldos, guisos y migas, arroces, asados y guisados es tan fabuloso que crecí creyendo que todas las madres del mundo poseían el superpoder de tener siempre los fogones ocupados y el frigorífico lleno de sobras suculentas. 


En la mesa de mi madre jamás ha faltado un plato de sopa bien caliente, fuera ella de gallina, pescado o legumbres, siempre acompañadas por nuestro soberbio pão de trigo, el elemento indispensable sobre el que se basa la milenaria gastronomía alentejana. Solo con un manojo de cilantros, un diente de ajo, aceite, trozos de pan duro y agua hirviendo mi madre hace magia, o lo que es lo mismo, una açorda que tanto sana corazones rotos como nos resucita de la peor de las resacas.
 
Incluso las vísceras, como la lengua o los sesos, tan difíciles de entender para quien no cree que la felicidad se encuentra rebañando el fondo de un plato, se han celebrado como el más refinado de los manjares en mi casa, donde cada comida ha sido un motivo de regocijo, sorpresa y agradecimiento. Incluso ahora, con 46 años, cuando vuelvo a esa cocina llena de especias, ramas de laurel y chorizos colgados de la pared, tengo la certeza que el mundo recobra la cordura. Será eso el amor verdadero, reconocer nuestra patria sentimental en el olor de un rehogado. 
 
Dulce Portugal 

Si hubiera que elegir tres símbolos publicitarios de Portugal en el extranjero, estos serían Cristiano Ronaldo, el bacalao y los pastéis de nata, las sabrosas cazuelitas de nata y hojaldre por las que los turistas hacen colas bajo un sol de justicia frente a la hiper famosa Fábrica en Belén. 
 


Esta delicatessen tiene un origen monacal, como gran parte de la riquísima repostería portuguesa, un verdadero orgullo nacional cuyas recetas siguen casi intactas desde el siglo XV, cuando las monjas de los conventos y monasterios se inventaron verdaderas exquisiteces que bautizaron con nombres tan chulos como Barrigas de Monja, Pitos de Santa Lucía y Oreja de Abad. No sabes lo que te pierdes si no has probado los Ovos Moles de Aveiro, el Pão de Ló de Ovar y la increíble Sericaia de Elvas.
 


Cuando viajes a Portugal, por favor, no gastes todo tu tiempo visitando casas de fado o montando en eléctrico. Siéntete portugués, entra en una de nuestras maravillosas pastelarias e intenta elegir entre la increíble variedad de bolos de arroz, queijadas, bolas de berlim, pães de deus, eclairs, broas de mel o línguas de veado. Y en Lisboa date el lujo de merendar en la preciosa pastelaria Versailles, de estilo Luis XIV, con vidrieras, candelabros y techos tallados en oro. Que no todo van a ser pastéis de nata, digo yo. 

La memoria escrita 
 
El primer libro de recetas de la Historia de Portugal fue escrito por la Infanta María de Avis, una muchachita a la que casaron con un duque italiano allá por el siglo XVI y que, sabiendo que jamás volvería a casa, recopiló 67 recetas que le acompañarían en las tierras napolitanas hasta el día de su muerte. 

 

Sin embargo, durante los siglos siguientes los únicos que publicaron libros sobre nuestra gastronomía fueron hombres, cocineros reales, curas e influencers decimonónicos. Fue solo con la llegada de la televisión a mediados del siglo XX que las mujeres empezaron a ganar espacios donde divulgar los secretos y verdades de su cocina, con la cual millones de señoras, finalmente, se identificaron. 
 
El "Libro de Pantagruel" de Berta Rosa-Limpo, que hasta bien poco se regalaba a las chicas como regalo de bodas, sigue siendo el libro de recetas más vendido en la historia de Portugal. Pero la reina absoluta de la gastronomía popular portuguesa es la inteligente y generosa Maria de Lourdes Modesto, que lleva más de 50 años recopilando, estudiando y salvando recetas ancestrales portuguesas. Obrigada.



Si la razón última de la Gastronomía es preservar la memoria de un pueblo, nadie lo ha hecho tan bien como ese gran antropólogo, estudioso y vividor llamado Alfredo Saramago, autor de los libros gastronómicos más bonitos, interesantes y respetuosos que jamás he leído. Si te gusta comer, te recomiendo "Corazón, Cabeza y Estómago". No se me ocurre mejor definición de la cocina. Ni del Amor.
Un para de recomendaciones de despedida

Si te vas de vacaciones por la zona de Setúbal y te gusta comer marisco fresco y bien rico, no olvides reservar ya en el Cristo de Tróia, que luego se pone a tope.

Pero si lo tuyo son los restaurantes clásicos, de mantel de lino y camareros a punto de jubilarse, Solares dos Presuntos, en Lisboa, es tu nuevo sitio favorito. 

Y como hoy es cumpleaños de mi madre, te dejo con una de sus fadistas preferidas, la elegante Teresa Tarouca, cantando un poema de Fernando Pessoa. Parabéns, Mãe.

*|END:WEB_VIDEO|*
Te escribo dentro de quince días.
Obrigada por leres esta carta.

Rita Barata Silvério
Y ya sabes, si te ha gustado, recomiéndanos.
Si te gustan las Cartas Portuguesas, suscríbete y recomiéndala.