La Voz de las Mujeres  

Antonia Pusich nació en 1805, se casó 3 veces, tuvo 11 hijos y fue una compositora, filántropa, escritora y la primera mujer en fundar, editar y dirigir, no uno, sino tres periódicos en Portugal. Y es prácticamente una desconocida a día de hoy, a pesar de haber sido una figura prominente de la Masonería nacional y colega de Almeida Garret, Alexandre Herculano y de un montón de señores con nombre de calles. 

Si no somos los sujetos de los relatos del presente jamás existiremos en las memorias del futuro. Antonia falleció en 1883, un año después del nacimiento de Virginia Quaresma, la primera periodista portuguesa con una vida tan fascinante como ignorada por los libros de Historia. Alentejana descendiente de africanos, nunca escondió su homosexualidad, fue directora de la primera agencia de noticias portuguesa, defensora de los derechos laborales de las mujeres y gran apoyo de sus compañeras perseguidas por la dictadura mucho antes que se inventara la palabra sororidad.


(El juicio de las 3 Marías)

Pero hay mujeres cuyo nombre no ha podido ser silenciado por el peso de la Historia. María Isabel Barreno, María Teresa Horta y María Velho da Costa, conocidas como “Las Tres Marías” publicaron en 1972 las “Novas Cartas Portuguesas”, una dura denuncia al machismo de la dictadura de Salazar. La venta del libro fue prohibida y las autoras acusadas de atentado contra la moral del Estado. Y aunque fueron absueltas tras el 25 de Abril, poco tiempo después otra periodista fue sentada en el banquillo por transmitir en la  tele pública un programa sobre el aborto clandestino. Su nombre era María Antonia Palla y el actual primer ministro António Costa es su hijo.
 
La Revolución de las Mujeres

La República portuguesa tiene la cara de una chiquilla de 16 años llamada Ilda Puga, quien en 1910 sirvió de modelo para el busto oficial que ha presidido edificios públicos e inspirado cuadros revolucionarios. La imagen de una hermosa divinidad conduciendo al pueblo hacia la libertad representó los ideales de la joven república portuguesa, aunque en realidad las mujeres de carne y hueso llevaban siglos liderando revueltas populares, revoluciones y un sinfín de escaramuzas.
 
Algunas de esas mujeres pertenecen a la mitología nacionalista, como Brites de Almeida, una panadera de lo más patriota que en 1385 se dedicó a matar a palazos a los soldados castellanos tras la batalla de Aljubarrota. Otras directamente dieron el nombre a una revolución. María da Fonte fue una campesina del Minho que en el siglo XIX encabezó una serie de revueltas populares que se extendieron por todo el país y aunque provocó la destitución del gobierno y una guerra civil, no existe un único retrato de la heroica María da Fonte. 

 

Sin embargo, la cara de Catarina Eufemia nunca podrá ser olvidada. El asesinato de esta segadora de 26 años, analfabeta y madre de tres criaturas durante las huelgas de los trabajadores del campo alentejano en 1956, la elevó a icono de la resistencia antifascista. Decenas de poemas, canciones y carteles han guardado su memoria y nos recuerdan que las mujeres no son solo musas, son las protagonistas de la revolución.
El Poder de las Mujeres

A lo largo de la Historia el poder de las mujeres ha estado muchas veces asociado a sus obras de caridad. Es el caso de la reina Leonor de Avis, la mujer más rica de la Europa del siglo XV, que usó su inmensa fortuna para crear hospitales, el bellísimo Convento da Madre de Deus y la Santa Casa da Misericordia, la mayor red asistencial portuguesa, incluso en los días de hoy. 
 
Pero más allá de la filantropía, algunos de los grandes avances tecnológicas y empresariales de Portugal se deben a la voluntad de algunas mujeres extraordinarias. Si el vino de Oporto ha llegado hasta nuestros días es gracias a Antonia Adelaide Ferreira, que dedicó toda su vida a las vides de la región del Alto Douro. Esta empresaria del siglo XIX se enfrentó a los mediocres políticos portugueses, importó las técnicas europeas más avanzadas para salvar las viñas centenarias de la filoxera y rescató decenas de fincas (y sus viñedos) del abandono y la desidia.


(La Jefa)

Enterró a dos maridos, consiguió evitar que los inútiles de sus herederos dilapidaran su fortuna y financió pequeños agricultores permitiendo que el vino sobreviviera a las modas comerciales e intereses extranjeros. Sin sus esfuerzos no sería posible el magnífico paisaje del Duero que es Patrimonio de la Humanidad ni mucho menos algunos de los mejores vinos del mundo, Quinta do Vale Meão y el maravilloso Barca Velha. ¡Viva la Ferreirinha y su increíble legado!
Un sello de despedida

Cada Carta Portuguesa tiene un sello único, elegido entre los miles que se han impreso desde 1847. El que acompaña la Carta que hoy te envío es el primero de la Historia de Portugal y tiene la cara de una mujer, el de la reina Doña María II. No se me ocurriría otro mejor.

Y aunque ya tienes una playlist con algunas de las grandes voces femeninas portuguesas, hoy te dejo con Nenny, una jovencísima rapera que me tiene enganchadísima y que es oro puro.

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