Nuestro motivo de orgullo
Marcelo es el sexto presidente de la Democracia portuguesa. Tras la Junta de Salvación y la Presidencia Militar que gestionaron Portugal después de la Revolución de los Claveles, las elecciones democráticas inauguraron la alternancia de gobiernos y de jefes de Estado que han traído la normalidad al país.
Mario Soares quizás haya sido nuestro presidente más popular, como se vio en sus funerales en 2017 que congregaron a miles de personas en un franco homenaje que conmovió el país. Líder antifascista que tuvo que exilarse durante la dictadura, su campaña de 1986 movilizó a la primera generación educada en democracia con eslóganes tan molones que hoy son considerados como parte fundamental de nuestra cultura pop. Sus vacaciones en el Algarve rodeado de turistas en top-less son míticas y el símbolo de una nación que quería olvidar décadas de ostracismo político y cultural.
(Soares é fixe)
Con los años, nuestros presidentes han ayudado a situar a Portugal en el mapa internacional, en parte gracias a su exquisita formación y dominio de los idiomas (aunque en Portugal nos seguimos riendo del acento francés de Soares y del portuñol inventado por Marcelo Rebelo de Sousa). Cuando en 1999 Jorge Sampaio alertó en una entrevista a la CNN sobre el genocidio cometido por Indonesia sobre nuestra antigua colonia Timor-Leste, el mundo quedó tan sorprendido que en pocos años Timor logró la independencia y sus líderes revolucionarios el Nobel de la Paz.
Aunque sabemos que vuestras reinas son imbatibles en las portadas de las revistas del corazón, tener a un presidente discursando en la ONU o abrazando a las víctimas de incendios devastadores es un verdadero motivo de orgullo para los ciudadanos de un país. Por algo los hemos elegido nosotros. |
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