Un festivo de lo más republicano 

El pasado 5 de Octubre celebramos en Portugal la proclamación de nuestra Primera República, que acabó  en 1910 con 771 años de Monarquía y dio lugar a una de las épocas más conturbadas de nuestra Historia.
Portugal era una potencia colonial venida a menos que arrastraba bancarrotas y humillaciones y con una monarquía incapaz de gestionar unos gobiernos con ínfulas dictatoriales.



Así que en Febrero de 1908 dos miembros de una sociedad secretísima asesinaron al rey D.Carlos I a plena luz del día en el centro de Lisboa, llevando al país a una revolución republicana express que envió al último rey de Portugal al exilio.
Empezaba nuestra convulsa Primera República, que duró 16 años y 45 gobiernos y que se caracterizó por ser ferozmente anticlerical y nacionalista, lo que derivó en la ruinosa participación de Portugal en Primera Guerra Mundial y al empobrecimiento de la mayoría de la población. Mientras, las rebeliones y disturbios populares estaban al orden día y hasta se llegó a declarar una breve y absurda Monarquía en el Norte

Por todo este clima, cuando el ejército dio el Golpe de Estado en 1926 nadie defendió a la pobre República, quedando atrás los débiles intentos de regeneración democrática y justicia social. Como consecuencia, Portugal se vería atrapado en la dictadura del Estado Novo que solo acabaría en 1974 con la Revolución de los Claveles. Pero esa es una historia para otra Carta Portuguesa.
 
Dictaduras mojigatas y los derechos de las mujeres 
 
La Primera República buscó dar cierta igualdad jurídica a hombres y mujeres, aprobando el divorcio y legalizando el acceso de las mujeres a algunas carreras de relevancia social. Y aunque el sufragio femenino no fue promulgado, la doctora Carolina Beatriz Ângelo, una viuda de 33 años, se convirtió en 1911 en la primera mujer en votar en un país del sur de Europa. Al fin y al cabo cumplía los tres requisitos exigidos para ejercer el voto: era mayor de 21 años, capaz de leer y jefe de familia. Al ego masculino del legislador ni se le ocurrió especificar que los votantes deberían ser (solo) hombres.

(La valiente Carolina Beatriz Ângelo)

Derrocada la Primera República, la mojigata dictadura de Salazar usó todos los mecanismos sociales, policiales y jurídicos para relegar las mujeres al hogar y a la educación de los hijos. Hasta el 25 de Abril de 1974 cualquier avance en la igualdad de derechos de las mujeres fue frenado por el Estado portugués, como tan bien denunciaron las autoras de Nuevas Cartas Portuguesas, el germen intelectual del feminismo lusitano.
Los maridos (o padres) tenían el derecho a gestionar el sueldo de las mujeres, abrir su correspondencia y ordenar que las despidieran. Era ilegal que las azafatas y las enfermeras contrajeran matrimonio y las licenciadas en Derecho no podían ser magistradas. Las intelectuales necesitaban autorización para publicar un libro y obtener un cargo en la administración pública dependía del visto bueno masculino.

Por eso es tan importante que menos de 50 años después de que las mujeres estuvieran prohibidas por ley de ganar más que un hombre, se presenten dos candidatas a las elecciones a la Presidencia de la República en enero de 2021. Y esto no es magia, solo Democracia. Y República.
Reyes aburridos y presidentes superstars
 
Cuando el último rey de Portugal murió en su destierro inglés sin dejar herederos, se llevó a la tumba la Casa Real y lo poco que quedaba de la nobleza portuguesa.
Los duques, condes y marqueses lusitanos andaban ya de capa caída desde mediados del siglo XIX y si durante la República perdieron todos sus privilegios, después de la llegada de la Democracia en 1974 a los nobles solo les quedó un título de escasa utilidad en un país con ADN republicano. Y aunque seguimos teniendo un pretendiente al trono imaginario de Portugal, a nuestra prensa del corazón le falta ese puntito de “amor y lujo” de los ¡Holas! que tanto le gustaban a mi abuela Ilda.

En vez de duquesas de vida atribulada y baronesas despeinadas que coleccionan impresionistas franceses, nuestro jet set está compuesto por señoras de zapatito de medio tacón de la discreta burguesía financiera. Incluso la hipotética familia real portuguesa es tan austera (y aburrida) que ni siquiera interesa a los paparazzi.
 
Las páginas de las revistas del corazón son ocupadas por los posados de las influencers y los devaneos amorosos de Cristina Ferreira, la jefaza de las mañanas televisivas, a cuyo talk show asisten intelectuales, jugadores de fútbol y el mismísimo Presidente de la República.


(Un día normal en la vida de nuestro Presidente)

Porque no hay mayor estrella mediática en Portugal que nuestro jefe de Estado, Marcelo Rebelo de Sousa, que es capaz de tumbar leyes por la mañana y hacer cola en el super de su barrio por la tarde. No está casado, es íntimo de Felipe y Letizia, es el campeón de los selfies y cuando deje su cargo dice que volverá a dar clases en la universidad pública. Con presidentes así, quién necesita reyes.
Un libro de despedida
 

Para entender bien el siglo XIX portugués te recomiendo la lectura de La Ciudad y la Sierras del gran Eça de Queirós, autor del famoso Crimen del Padre Amaro que  aún sigue escandalizando 150 años después de su publicación. 
Si vives en Sevilla, Barcelona Vigo o Madrid puedes consultar la agenda de conciertos, talleres y exposiciones del Festival Cultura Portugal.

Y para hoy te he preparado una nueva playlist con algunas de las mejores voces femeninas portuguesas del jazz, soul, pop y rap. Disfrútala, que son maravillosas.

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